Los tres amigos (El Gordo, El Flaco y El Negro) regresan a México --sin su traje y sombrero de charro-- a realizar un tour mediático donde, con argumentaciones vagas, chistes malos y contradicciones, intentan defender una idea de cine nacional que no existe más que en sus discursos. Y por más visitas que hagan a Felipe Calderón, Jorge Vergara, Norberto Rivera o Emilito Azcárraga, no dejarán de ser lo que son: una plutocracia cinematográfica.
Amnésicos, piensan que somos, y que nuestra memoria es más fragil que sus palabras, como para no recordar el papel del amigo El negro en el conflicto post-electoral. Negrito se la pasó defendiendo a las instituciones que, ahora, en un acto de "responsabilidad", cuestionan. Y su mamá también.
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