En la prensa mexicana publican varios articulistas en diarios de circulación nacional que deberían estar la cárcel, o mínimo, vivir escondidos u olvidados en el pantano del desprestigio. Uno de ellos es Héctor Aguilar Camín: defensor y amante intelectual de Carlos Salinas de Gortari; saqueador del presupuesto al enriquecerse con contratos ilícitos para impresión de libros con fines propagandísticos, y tapadera y cómplice de hombres viles y corruptores como Carlos Ahumada y Diego Fernández de Ceballos. Todos de la misma especie: la cofradía de los codiciosos.
Aguilar es un cuervo ciego, de escazo plumaje y viejo, que gusta de sobrevolar
Los pinos guiándose simplemente por el olor del poder. Camín, es un propagandista del gobierno en turno, y hoy, para beneplácito de su codicia, tiene un presidente de su misma estatura y plumaje a quién defender, amamantar, y a quién morder.
El ruín.
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