miércoles, marzo 23, 2016

MORENA, Partido

Sergio Humberto Brown Figueredo

De lo último que escribí sobre MORENA se cumplió, al menos en Baja California: lo difícil no sería convertirse en partido, sería dejar de ser "movimiento". Los movimientos político-sociales se manejan en la lógica de la suma de igualdades-diferencias, con participación masiva transclasista, para efectos de presión al gobierno en el corto y mediano plazo; ser partido implica la disputa por el poder en las reglas de la democracia moderna que es sencillamente tener medios o dinero, entonces la disputa por el poder al interior del partido no se daría en el debate político-intelectual, y sí con la cartera y la imagen, dos venenitos de la cultura espectacular, soslayados por los dirigentes como "males menores", para ganar la presidencia en el 2018, y esa asimetría es lo que está pulsando descontento en su vida interior.

La idea de una vida partidaria ordenada y disciplinada como muestra de "unidad" es herencia del priísmo clásico y post-clásico. El partido más longevo del planeta, hacía/hace a sus militantes aguantar el coraje o la decepción de no ser elegidos por el 'dedo' de dios en turno y obliga a sumarse públicamente a la campaña del otro, a levantarle la mano para la foto y seguir 'arriba y adelante' como si no hubiera heridas que suturar y sanar. Esa idea debe ser enterrada, ¿de qué le sirve a un partido vivo la sumisión? La responsabilidad de los militantes derrotados en los combates internos es estar ahí debatiéndose, (r)evolucionándose y señalar cada uno de los errores de los vencedores. En la vida partidaria de candidaturas y puestos del buró, siempre habrá vencedores y vencidos. Y se aprende más en la derrota que en la victoria.

Se supone, los "partidos" son las partes del todo ideológico que se manifiesta en los distintos segmentos de la población. Izquierda, centro, derecha y sus combinaciones. Izquierda es anticapitalista o popular-colectivsta, derecha es procapitalista y privilegia en pensamiento y acción a las élites, y el centro, se supone, una mezcla de los dos. El partido es una segunda casa del ciudadano, entrega parte de su tiempo libre al debate y la organización de sus compañeros para obtener el poder mediante elecciones, y aplicar al resto social sus ideas en un plan de gobierno que responde al programa del partido. Y eso no ha funcionado. El tiempo en el capitalismo neoliberal se transformó, queda hoy menos tiempo libre que ayer, y la espacialidad en la modernidad hiperconectada también cambió. Tardaremos varios fracasos en darle respuesta a ello y brotar del centro de la tierra a las ciudades otro sistema de organización política, económica, ideológica y social.

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Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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