Otra comunicación (era) se adelanta en
la medio(ósfera). La reconfiguración de los medios masivos y (des)
masivos de comunicación en la internet —de lo vertical horizontal a las
espirales—, es un adelanto de lo que vendrá culturalmente en el
postneoliberalismo. En los últimos años pasamos de los medios
alternativos a los medios alternativa (real de comunicación). Los medios
en red tienen independencia editorial, producen contenido propio o
replican a los medios tradicionales “editorializados”: la escritura
sobre escritura que se convierte en viral.
Facebook, Twitter, Google, Youtube y
Blogger son compañías privadas y de todo lo que escribimos y publicamos,
si les sirve para obtener ganancias, lucrarán con ello. Y eso no les
quita su potencial de comunicación alterada. Sobre el poder de las
corporaciones en internet, mencionó hace poco Julian Assange de
Wikileaks: “Internet es la más grande máquina de espionaje de la
historia”. Y se demostró su dicho con las filtraciones de Edward Snowden
(exempleado de la CIA) sobre el megaespionaje del gobierno de Barack
Obama a los estadounidenses y demás ciudadanos del mundo.
Los medios tradicionales —como la
palabra lo dice— dejaron de estar en medio del poder y la gente; se
volvieron “parte” y renunciaron a lo que su nombre indica. Estar “en
medio”: ser justo equilibrio. No entregarse al poder ni a su lado
opuesto, el pueblo. La gente. Todos. Entonces ese vacío del “medio” por
miedo (a la verdad), la opinión de muchos sumada, lo llenó en red(es)
social(es).
La internet le otorgó visibilidad a
miles de “Yo’s” capaces de argumentar y de tener un pensamiento crítico
al poder y al sistema, y que los medios tradicionales nunca tomarían en
cuenta. Ahora esa otra “masa viva”, multiforme y multidireccional,
llamada los tuiteros, los Feisbuk-Eros o las “redes sociales”, generan
la “nota”. Son la opinión (post)pública haciéndose, re-haciéndose,
dialogando y debatiendo entre miles de personas en distintos
espacios-tiempos. Ese es su poder, y lo que pone a temblar al Poder: que
todos esos juntos se pongan de acuerdo para despedir al gobierno.
Las redes amplían el consumo cultural
mediante inter-net (la realidad virtual) y extra-net (la realidad
material), y en el cruce de esas dos vías del adentro y afuera se
intercambian películas, discos, fragmentos de textos, chistes, memes,
citas y fotos ante la mirada y teclado de miles o millones que observan
suceder lo mismo desde los multi-lugares del conocimiento. Y ante tantos
ojos simultáneos, el autoritarismo la piensa dos veces antes de soltar
el toletazo que le puede dar la vuelta al mundo por las (red)es en
segundos. Las telarañas red atrapan y secan a las moscas.
La interacción
invisible: like o no like… ¿es esa la cuestión? El Facebook es
multiterritorial. Una red mental que, interactúe o no en los MUROS, está
ahí, latiendo. Te gusten o no los ‘posts’ de tus contactos, están
contigo en donde estés “scroll” abajo, y los captas consciente e
inconscientemente. El cerebro, grabadora total, registra las fotos, la
“cabeza” de la noticia publicada, las primeras palabras del poema, los
platillos que preparan, las bebidas que disfrutan, los perritos
atropellados. Todo. La vida hologramática de los
conectados/desconectados. Los presentes ausentes. Virtuales y totales.
Y como “la Fuerza” de La Guerra de las
Galaxias, el internet y las redes también tienen su lado oscuro. El que
se está develando ahora es la más grande ventana a la exterioridad e
interioridad social e individual. Ahí están todos los contactos e
interacciones; las fotos de los álbumes familiares, la comunicación
privada. Las “huellas digitales”, los horarios de conexión, etc. Todo lo
que puede ser considerado el carácter de la persona. Todo eso que San
Google-berg sabe, lee y escucha sin que te des (o te des) cuenta. Así la
paradoja: nos podemos comunicar entre muchos, pero nos pueden leer a
todos.
Publicado en B1+4.
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