López Obrador en el espejo

Mi colaboración semanal en b1+4, revista digital:

"Los juicios o críticas a López Obrador dependen de los anteojos informativos que se utilizan en el análisis. Si son los de La República de la Televisión, es un ser irracional, un loco autoritario empecinado con el poder; si son los de la información crítica o de izquierda, es el único candidato presidencial al que los 30 le han hecho dos fraudes electorales al hilo, el líder del movimiento popular que frenó la privatización de Pemex y ahora arquitecto de MORENA, lo que será el único partido de izquierda en México; y sin anteojos, un ser humano con aciertos y errores.

Los voceros han intentado —una y otra vez— instalar en la percepción pública el carácter autoritario de AMLO utilizando un viejo principio de la propaganda: asigna al adversario tus características negativas. En la campaña presidencial de 2006 Televisa utilizó un programa de comedia, “El privilegio de mandar” para ridiculizarlo y mostrarlo ante el mexicano televisivo como lento, aburrido e ingenuo, no apto para ejercer el poder. Esa poderosa comedia fue una de las muchas flechas que le lanzaron para vencerlo en la tele, ya que no podrían hacerlo en las urnas.

Esa des-comunal ofensiva postergó la crítica al interior de los movimientos que ha encabezado AMLO, el linchamiento de la oligarquía en su contra ha sido sin piedad y sin hastío y ahora que se inicia otro ciclo largo para la izquierda en México y MORENA, es momento de enunciar algunos puntos críticos del tabasqueño señalando primero sus aciertos: ser el coordinador de la resistencia a las medidas neoliberales del PRIAN; dirigir su crítica a la cabeza del monstruo: Salinas + los oligarcas = mafia de los 30 y tener un Proyecto Alternativo de Nación para revertir el desastre humanitario que enfrentamos: pobreza, desempleo, violencia y destrucción del tejido social.

Según declaró AMLO en entrevista con Luis Mandoky para el documental “México: Fraude 2006”, su error en la primer campaña presidencial fue enfocarse en la promoción del voto y no en la “defensa del voto”, depositando una confianza ciega en las instituciones electorales controladas por los poderes fácticos, que terminaron por trastabillar su victoria."

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