martes, noviembre 20, 2012

La trampa de la Transparencia

Hoy inicié una colaboración con la revista de periodismo digital b1+4 con, La trampa de la Transparencia:

Por: Sergio H. Brown Figueredo

Pocas son las herramientas de vigilancia ciudadana que legó a los mexicanos el neoliberalismo. Existen algunas unidades de transparencia en ayuntamientos o estados, así como el propio Instituto Federal al Acceso a la Información (IFAI), pero lejos de actuar de manera independiente y autónoma, reprodujeron los vicios de la burocracia jurásica y aprendieron a darle vueltas a las peticiones ciudadanas de información, o, en los casos determinantes, a reservarla por motivos de “seguridad nacional”. Como casi todo en el neoliberalismo, hicieron de la transparencia una trampa, una doble cara, al grado que Enrique Peña Nieto anunció como primer anzuelo de gobierno una Comisión Nacional Anticorrupción presidida por él (un dos tres por él) y por todos sus amigos.

El periodismo ético es la cancha natural del uso y explotación de las herramientas de transparencia, pero gracias a los arreglos cupulares entre la clase política empresarial y los medios masivos de comunicación, no termina por bajar a la opinión pública el cómo y en qué gastan los administradores del Estado nuestro dinero, –o en qué despilfarran lo que no les pertenece–, y cuando se sabe, por más grave que sea el fallo, no pasa de las olas mediáticas o de la indignación popular, pero no se sanciona o no se remueve al funcionario público corrupto, quien después tiene que andar saltando como chapulín de un puesto a otro para mantener “sueldo” y la impunidad.

Al encontrar el hilo del “no pasa nada”, la clase política neoliberal se volvió cínica e hipócrita: celebran fiestas brindando con champagne, remodelan las casas de gobierno como hoteles en Las Vegas, son dueños de mansiones, y endeudan a los estados con millones que usan ellos pero no pagarán ellos, y nadie toca a nadie en la transnacional corporativa neoliberal. Por ejemplo la Auditoría Superior de la Federación, que depende del Congreso de la Unión, enuncia cada año los daños millonarios al erario que provocan las irregularidades del gobierno federal, pero no pasa de ser un canto moral. Los viejos políticos que la crearon no le asignaron capacidades para sancionar y por eso los más gordos peces neoliberales siguen hoy nadando en la piscina del erario.

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Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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