"Sin líderes visibles, sin templetes, sin oradores, sin
discursos, la megamarcha de ayer fue contundente en su objetivo: gritar a
los cuatro vientos el rechazo a
la imposiciónde Enrique Peña Nieto como presidente de la República y denunciar –en miles y miles de voces– el
fraude y las irregularidadesdurante las elecciones del domingo pasado. Fue la expresión multitudinaria de una ciudadanía agraviada que se niega a guardar silencio.
Pero la cosa no acabó ahí. Sobraba energía e indignación y de la Plaza de la Constitución varios contingentes continuaron su caminata hacia la iglesia de Regina Coelli, ubicada en la esquina de Bolívar y Regina, donde se llevaba a cabo la boda del comediante Eugenio Derbez y la actriz y cantante Alessandra Rosaldo, que en ese momento transmitía Televisa.
Llegaron a una fiesta a la que no estaban invitados y donde fue evidente que no los esperaban. Mientras la muchedumbre rodeaba el templo y arreciaban las consignas que se habían gritado durante todo el recorrido, el personal de seguridad que vigilaba la entrada empezó un agitado ir y venir. A la distancia se veían los rostros descompuestos del personal encargado de la logística, que parecían no saber qué hacer ante los gritos que se escuchaban dentro de la iglesia y a través de la televisión."
En La Jornada
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