"Calderón envenenó este episodio con sus discursos amenazantes y la movilización de su elenco. Para defender a García Luna y como no lo ha hecho en ninguno de los momentos en que la sociedad reclama justicia en casos emblemáticos (sólo por dar un ejemplo, los niños de la guardería ABC), el calderonismo alentó una división social más al usar propaganda maniquea con la que quienes defendieron el debido proceso legal eran tachados de
ignorarlos derechos de las víctimas, de la misma manera en que se agrede a quienes disienten de las sangrientas formas gubernamentales de combate al narcotráfico atribuyéndoles que así se alinean en defensa de los criminales.
La argumentación tramposa de Los Pinos trata de crear una cortina de humo para que los ciudadanos no se detengan en la realidad sustancial: el funcionario más consentido de Calderón, el ingeniero García Luna, pervirtió el proceso que habría permitido saber si una extranjera era culpable o inocente de participar en secuestros e incluso, en un acto surrealista, montó una escenificación especial para las televisoras nacionales que pasaron la teatralización como si fuera en vivo."
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