La (Des)gobernación

Felipe Calderón decidió entregarle la Secretaría de Gobernación a un 'cuate' que meses atrás asumió el perfil policiaco del (des)gobierno calderonista para enfrentarse –por las medios– a 'los criminales'. Alejandro Poiré Romero es un especialista de la bravuconada hertziana, uno de los generales del caos calderónico y un replicante del discurso de la violencia que ha caracterizado al régimen de las cincuenta mil muertes. Por lo tanto, ayer se anunció la trama política que ya tiene montada La República de la Televisión: las elecciones del 2012 serán policiacas, es decir, el autoritarismo será la palabra-acción del (Des)estado calderónico. 

Y si se elevan las protestas antes o después de las elecciones presidenciales, ya está el Ejército y la policía represora de Genaro García Luna en las calles. En las escuelas. En las instituciones. Descubiertos y encubiertos. Filtrados e infiltrados. En la luz y en las sombras. A lo lejos se ve la única estrategia que le queda al PODER para mantener el poder: la ruptura del orden democrático (ya de por sí, simulado) mediante la utilización de la violencia ilegítima del Estado Ilegítimo.

Por eso pusieron ahí a un 'cuate' que a la hora de las protestas samplee el discurso del dinosaurio pasado: –a mí no me va a temblar la mano–, para callar un fraude, para reprimir las protestas sociales, para imponer la violencia como orden de Estado. De ahí la importancia que las izquierdas tomen al amor como discurso político: es la antítesis del odio y de la violencia. Que es lo programado. El amor contra la violencia y el miedo son dos estrategias opuestas y complementarias. Ya están andando en sentido contrario. Y en el 2012 las dos se toparán de frente y sólo una sobrevivirá a la Historia.