"[...] El ejemplo más claro de la presencia policiaca en una institución de educación superior pública es el del IPN. A finales de 2010, Contralínea documentó, con base en los informes del Órgano Interno de Control de esta casa de estudios, el fracaso del servicio de seguridad y vigilancia a cargo de elementos de la Policía Auxiliar del Distrito Federal, ahora de la PBI. Según los resultados de la auditoría 02/10 “no se garantizó la seguridad e integridad de los bienes propiedad del Instituto ni de la comunidad politécnica”.
Asimismo, una de las funciones de estos policías –a cargo del exmilitar Óscar Chávez Ruiz, jefe de la División de Apoyo y Seguridad del IPN–, que consiste en realizar “recorridos para verificar que no haya corrillos, amotinamientos, reuniones o actividades ajenas a las laborales de los empleados”.
A decir de Cantú Martínez, la presencia de policías en las escuelas tiene la intención de intimidar y obstaculizar la labor de la comunidad universitaria en labores que tradicionalmente le son propias, como la protesta. “La presencia de policías armados ahí [en el IPN] es una especie de atentado contra esta dimensión democrática que tienen las comunidades universitarias”, apunta el también maestro en derechos humanos."
En La Revista Contralínea.
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