Estimado director
De la manera más atenta ruego a usted que, en utilización de mi derecho de réplica, publique la siguiente aclaración en respuesta a la columna “Y después del ‘estamos hasta la madre’ ¿qué?” del periodista Ciro Gómez Leyva, aparecida hoy 6 de abril 2011 en Milenio Diario.
Primero, quien busca dividir a los mexicanos es la llamada Iniciativa México (IM), no el movimiento “No + sangre”. El reciente promocional de IM que presenta el “Acuerdo para la cobertura informativa de la violencia” explícitamente sostiene que México se divide en “los malos”, que aprendieron “a quejarse de su gobierno, de su burocracia, de sus deudas históricas”, y “los buenos”, que “reconocen que la causa somos nosotros mismos”. No existe diferencia alguna entre este maniqueísmo reduccionista y aquel otro utilizado por los secuestradores de Diego Fernández de Cevallos cuando hablaban de una sociedad “dividida en dos: ellos y nosotros. Ellos ricos y nosotros pobres, cuyos mundos y realidades son totalmente opuestos”.
Segundo, todos los muertos de la absurda, ilegal y fallida “guerra” de Felipe Calderón tienen el mismo valor. La muerte de Juan Fracisco Sicilia no es ni más ni menos importante que la de Fernando Martí, Sylvia Vargas, Hugo Wallace o cualquiera de los otros 38,000 muertos. Sin embargo, sí existe una diferencia abismal entre el potencial de la voz y presencia pública de Javier Sicilia en comparación con las de Alejandro Martí, Nelson Vargas e Isabel Miranda de Wallace. Hago votos por que Sicilia tenga la capacidad de articular un gran movimiento social, crítico e independiente tanto del gobierno y los políticos como de los grandes consorcios mediáticos, que logre cambiar la estrategia de combate al crimen organizado e impulsar la democratización del país. Llamar esta idea un “lugar común” o “panfletario”, como lo hace Gómez Leyva, revela una preocupante pobreza en su análisis periodístico.
Al final de su columna el periodista me lanza una pregunta: “¿Qué hacer luego de las marchas?” Le contesto. Dirigir nuestros esfuerzos hacia la plena democratización de los medios de comunicación electrónicos para asegurar la presencia pública de la gran pluralidad de voces y perspectivas que caracterizan a nuestra sociedad. La indignación de los que marchamos este miércoles va dirigida no solamente hacia el gobierno, los partidos y los delincuentes, sino también hacia los grandes oligopolios mediáticos que ya nos tienen hartos de tanta mentira y desinformación.
Atentamente,
Dr. John M. Ackerman
Investigador, SNI II
Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM
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