El verdadero crimen organizado

El día que estén en la cárcel los criminales de cuello blanco y los políticos de manos sucias que han saqueado al país en el neoliberalismo, se ganará la guerra contra el verdadero crimen organizado: la oligarquía, la partidocracia y sus voceros. Ese día no llegará pronto porque los criminales organizados son los jefes y amigos del retórico líder de La banda del automóvil gris. Cuando el Ejército y Calderón detengan a los políticos que –según sus propias palabras– perdieron la gobernabilidad de "zonas" del territorio, entonces sí será en serio lo que dice el michoacano y su secretario Bla bla Blake. Pero los gitanos no suelen leerse la mano entre sí.

En la guerra de la percepción, los voceros han ocultado al pueblo televisivo que la "guerra" está diseñada y es ejecutada por los mismos mandos policiacos del foxismo: Genaro García Luna y Eduardo Medina Mora (hoy viviendo en Inglaterra). Ahí radica el cruel engaño de la vocería: no informarle a los mexicanos que los mandos de la guerra contra el "narco" son los mismos que entregaron zonas del Estado al "crimen organizado". ¿O cómo estableció el "narco" sus rutas comerciales?, ¿Cómo se hizo de miles de armas de uso exclusivo del ejército?, ¿Cómo pudo y puede "cobrar piso" en distintas regiones del país? Con la anuencia y complicidad de las instituciones del Estado.

Y el sospechosismo aumenta cuando la realidad es contundente y comprobable: el gobierno federal, según la prensa estadounidense, es permisivo con el cártel de Sinaloa. Tanto que la fortuna del Chapo Guzmán es celebrada anualmente en la revista Forbes y aquí no pasa nada. O cómo explicar sin cinismo que en cuatro años de guerra y más de 28 mil muertos, Felipe Calderón no ha metido a la cárcel a ningún funcionario público de administraciones pasadas; al contrario, los ha premiado y les ha dado poder a caudales. En términos coercitivos, Genaro García Luna es el hombre más poderoso de México.

Por eso, mientras estén libres los expresidente de México, los ex secretarios de Estado y los traficantes de influencias que han encubierto y encumbrado el saqueo del Estado Méxicano, esa guerra contra el crimen organizado seguirá siendo una farsa programada. Una perversa estrategia política-mediática de control y limpieza social, patrocinada por la oligarquía y ejecutada por su inhumano e insensible representante, Felipe Calderón Hinojosa.