martes, julio 20, 2010

El terror

La historia es sencilla: Felipe Calderón no ganó las elecciones y para poder gobernar a la fuerza, le declaró una guerra al narco. Sacó el ejército a las calles, retenizó y camarizó México a nombre de tú seguridad. Antes de la declaración de guerra los grupos del narco y de poder mantuvieron la fiesta en (aparente) calma bajo un principio: –dejar hacer, dejar pasar–. El capitalismo era el fondo y la forma. Pero un día Felipe despertó siendo Presidente sin haber ganado las elecciones, y para sostenerse la banda al pecho le declaró la guerra al narco. El Presidente (sic) puso en riesgo de muerte a millones de mexicanos por una silla de no poder.

Siguiendo los códigos imperiales, Felipe Calderón (por encima de la Constitución y de los mexicanos) le declaró una guerra al narco y a las drogas (War on drugs) y obtuvo la justificación deseada para que el Estado comprara miles de armas con dinero público: fue la preparación subterránea para responder a las posibles sorpresas de los indeseados festejos del Bicentenario de la Independencia, y el Centenario de La Revolución. Y se vino una tormenta de sangre y horror: miles de ajustes de cuentas. Miles de cuerpos destrozados. Desmembrados. Matanzas colectivas, ataques indiscriminados; civiles muertos por todos lados. Bloqueos estratégicos. Secuestros. Ataques simultáneos. Retenes falsos, y hace unos días, la detonación de un coche bomba que demolió cuerpos policiacos.

Con el país sumido en el caos programado, Felipe Calderón Hinojosa logró el objetivo trazado: la guardia nacional estadunidense mandará en Agosto a más de 1,200 hombres a la frontera; límite que ya rondan grupos neonazis. Se inaugura la caza de los narcoterroristas y migrantes que para justificar la matanza, pronto dirán: no son mexicanos, son de Al Qaeda. El terrorismo es la llave simbólica para la deseada intervención. Y el peligro aumentó cuando el neosantaanismo nombró Secretario de Gobernación a Francisco Blake Mora. Su debilidad es la fuerza del Imperio. De peligro son las sombrías horas que corren.

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Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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