Los (i)responsables

La matanza de 23,000 mexicanos tiene responsables materiales, intelectuales y simbólicos. Son los (i)responsables. La ola de violencia y criminalidad que nos aqueja, fue una acción de Gobierno (programada) para legitimar un fraude impuesto por la mafia de los 30 –el gobierno de unos cuantos hombres que tiene el dominio de todos los hombres–. En el empleado que impusieron en La Presidencia inicia la cadena pública de la desgracia y de ahí hasta el último eslabón de la cadena, serán juzgados por la historia y por la justicia libre que simplemente es "justicia". La conciencia del pueblo, al caer la máscara será implacable. Fulminante.

Los crímenes resultados de la interrupción democrática del 2006 no quedarán impunes: niños calcinados, mineros humillados, activistas sociales asesinados, pueblos enteros sometidos por las compañías extranjeras, miles de familias desechas por el relámpago de la violencia, millones de mexicanos sumidos en la pobreza y la desesperanza, y la pinche rabia rondando cada una de las actividades sociales. El infierno nos impusieron los monarcas del dinero, que ni siquiera viven en México. Su ambición asesinó a la democracia y a la esperanza de millones que viven como si estuvieran muertos. El poder oligárquico es emisor de la injusticia y de la muerte. Son los jinetes de la "pura sangre". La (in)humanidad perfumada.

Quizá, al mapache "gordillista" se le hizo muy fácil colaborar con el fraude electoral del 2006 y al Gobernador y al Presidente Muncipal se les hizo muy fácil militarizar los territorios que (des)gobiernan, e inchados de soberbia, desde sus bunkers visualizaron inmóviles los excesos coercitivos y la matanza. Cometieron un grave error. Y no podrán decir después: "Yo no sabía." Hoy, ese fraude, esa militarización son genocidio y tanto peca el que mata a la vaca, como el que le detiene la pata. Al restaurar La República los responsables del caos serán juzgados por los crímenes que cometieron (consciente o inconscientemente): el neoliberalismo es la verdadera delincuencia organizada.

Felipe Calderón, más temprano que tarde, la justicia te alcanzará: ni los cercos militares ni nada es para siempre aquí.