Jacobo Zabludovsky
[...]“No veas 24 Horas”, gritaba Clouthier por las calles. No le faltaba razón, pero no había de otra. Ahora [...] podría gritarles lo mismo a sus herederos dentro del gobierno y de las pantallas. En este México distinto la prensa tiene el deber de informar y criticar. La crítica es obligada en todos los países libres, democráticos. La democracia se mide en función de las garantías de que disfruta la prensa crítica y responsable, del respeto a las opiniones divergentes, de atención, aunque no necesariamente acatamiento, a las observaciones contrarias a las decisiones del poderoso. La prensa cumple la misión del centinela que avisa a tiempo de los peligros.
Televisa está en su derecho de abdicar a ese deber. No es mi deseo discutirlo, sino anotar hoy la extraña reacción de esos que alguna vez llamamos intelectuales. Cuando no se podía hablar fueron severos críticos de los medios, sin confesar que aceptaban la limitación de su margen de crítica al poder en radio, televisión y periódicos. Consúltense las hemerotecas y descúbranse cadáveres en el clóset. Hoy, cuando la televisión renuncia a su función de informar, los intelectuales de moda callan lo que antes denunciaban ferozmente: que el silencio sustituía a las noticias. Voces aisladas reprueban la autocensura. Las más callan y aceptan. El bozal fue en una época obligatorio. Vuelve por gusto, prueba de que hay gustos para todo. O de que alguien lo vuelve a imponer.
Una de las razones de esta mudez es que antes estaban fuera. Ahora están dentro. Se han creado para ellos puestos de trabajo lucidor y productivo. Están dentro también con sus revistas en las que el precio de los anuncios va en relación inversa al cuadrado de su circulación. Con sus empresas de consejos políticos. Con sus termómetros de alquiler, medidores de transparencias ajenas. Con su asesoría de imágenes. Con su coyotaje de negocios. Con su labor de abajo firmantes. Con sus agencias de publicidad y ventas de entrevistas y menciones en sus programas y columnas.
Así se explica su silencio de pasiva aceptación de una postura que en otros tiempos pudo parecerles criticable.
El cambio es obvio.
Ahora están dentro.
Link a El Universal.
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