"Para que una encuesta funcione como arma, su veracidad es irrelevante. Lo que cuenta es que convenza al electorado de que la mayoría va a votar por X o Y. Esto ayuda a generar una percepción en la opinión pública que puede inhibir el voto en su contra, o de plano justificar un fraude electoral si de todos modos el voto no le favorece—como hizo Felipe Calderón en 2006.
Ulises Beltrán, por ejemplo, admitió en 2006 que sí cuchareó una encuesta donde AMLO iba ganando para que pareciera que había empate con Felipe Calderón. Beltrán dijo con todo cinismo que él sí quería que ganara Calderón."
Víctor Hernández en SDPnoticias.
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