miércoles, abril 07, 2010

Hasta la mentira siempre

Victoriano Huerta conspiró con el embajador de Estados Unidos para derrocar y dar muerte a Francisco I. Madero. Asaltaron su cuerpo y el ideal que le dio orígen a La Revolución Mexicana: "sufragio efectivo, no reelección". Casi un siglo después, un neohuertista, Felipe Calderón, asesinó en un show televisivo de 0.56 por ciento a la infante democracia mexicana, y volvió vigente la exigencia de Madero: el voto no fue efectivo y mediante artilugios y avatares, Carlos Salinas de Gortari ha gobernado en la sombra, transexenalmente, un terrorífico gobierno neoliberal. Es decir, cien años después: ni sufragio, ni efectivo y sí regresión.

La oligarquía y (una vez más) el Embajador de Estados Unidos fueron factores para la imposición y gérmenes de lo que vendría después: 18,000 muertos y contando para legitimar un proyecto que ni con todo el poder hertziano ha podido sostener su navegación. Con la ruptura del orden democrático del 2006, inició la tele(tiranía): La República de la Televisión que tuvo como objetivo primordial el ocultamiento del fraude mediante mentiras que, repetidas mil veces, se convirtieron en 'verdad'. Pero, no hay engaño ni manipulación eterna. Hoy, en abril de 2010, después de la carnicería, de la mentira flagrante y consecutiva, la manipulación pierde su ropa y queda al desnudo: los voceros son cómplices de la dicta(dura) mediática y co-responsables del engaño tele(visivo) más atroz de nuestra historia.

Cuando un barco se hunde en altamar, el capitán se mantiene adherido a su cuerpo extendido hasta perderse en la profundidad del mar. Los voceros de La República de la Televisión, al mentir programadamente, decidieron hundirse con el capitán del barco de la Usurpación. No les quedó de otra. Ya le tocaron a los televidentes el sonido hipnótico del 0.56 por ciento. Ya cometieron el genocidio visual más grande de la historia mediática de México. Ya insultaron a la inteligencia y a las emociones de los mexicanos con absurdos como el de los balseros milagrosos de Norberto Rivera y ahora la niña de humo, Paulette. El viaje a las profundidades de los voceros, como el de Felipe Calderón, no tiene boleto de regreso. Hasta la mentira siempre.

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Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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