El EZLN: las mujeres y los hombres de la noche

El primero de enero de 1994 irrumpió en la arena social, mediática e histórica de México el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, una guerrilla indígena que tomó las armas para exigir la paz y para revivir un cosmos (aparentemente) muerto. 'Trangresores de la ley' les llamó el máximo cacique de la historia informativa de México para desacreditarlos. La guerra sucia de Televisa no fue efectiva y en las primeras horas del año noventa y cuatro la conciencia nacional experimentó un cambio radical, se hicieron visibles los mexicanos invisibles y se escuchó en el mundo la voz de los sin voz: techo, tierra, trabajo, pan, salud, educación, independencia, democracia y libertad.

La deuda histórica y ética de 'la larga noche de los quinientos años', era inmensa e innegable. La modernidad mexicana intentó desaparecer a los indígenas con el olvido y la vergüenza y fracasaron. La modernidad mexicana intentó desaparecer la dignidad y la grandeza de nuestra cultura milenaria y fracasaron. La modernidad mexicana intentó desaparecer la historia de los del color de la tierra, sus principios colectivos y fracasaron. El texto profético del Chilam Balám explica su fracaso: en el momento en que la cultura bélica que tendrá dominadas nuestras tierras esté a punto de desaparecer lo que quede de la cultura maya, resurgirá de la tierra la dignidad y el poder del cosmos de los que nos anteceden para poner las cosas en su lugar. Con los zapatistas inició el proceso de la (des)conquista que –lo dicen las escrituras– pronto terminará.

La emergencia del EZLN el 1 de enero de 1994, día que iniciaba el Tratado de Libre Comercio, nombre del plan para destruir a México a través del remate legalizado de nuestro patrimonio y la sesión de la soberanía y la cultura al poder económico global extranjero, convirtió a la guerrilla zapatista en la antimateria del neoliberalismo salinista. El intento de 'borrar' a México como nación y a la humanidad como Humanidad fue resistido por un grupo indígena que le dijo al mundo: ya basta. Ese es uno de los máximos aportes del EZLN a los movimientos antisistémicos: la contrainformación que develó las intenciones genocidas de la última fase del capitalismo: el neoliberalismo salvaje.

El EZLN, las mujeres y hombres de la noche son la fuerza de Tezcatlipoca, el guerrero jaguar que, en caso de ser necesario, ataca en la niebla para regresarle al universo su equilibrio. Tezcatlipoca es la guerra y Quetzalcóatl la paz. Del equilibrio de esas dos fuerzas dependerá el cosmos mexicano del Siglo XXI.

Las demandas de aquel primero de enero siguen sin cumplirse y por lo tanto están vigentes. A unos horas de iniciado el 2010, año del centenario de la Revolución Mexicana y del Bicentenario de la Independencia, es un buen momento para (re)vivir el discurso zapatista a través de su vocero y estratega militar, el Subcomandante Marcos:

01


02


03