miércoles, diciembre 09, 2009

El árbol de la impunidad

La Impunidad es la ruptura o interrupción de la aplicación de las leyes a través de la acumulación interesada de capital y poder. El que persigue la impunidad requiere una contraparte para lograrla, ya sea un actor específico (jueces o políticos) o la sociedad en general.

La impunidad vuelve estridente, frustrante e infeliz la convivencia social: la impunidad es inequidad y desintegración de los derechos que, en teoría, deben aplicarse sin distinción de clase, a cada uno de los miembros de la sociedad.

El impune utiliza la función pública para incrementar su poder y mantenerse "vivo" dentro de las redes que alimentan el árbol negro de la impunidad, que a todos cubre bajo la sombra de la sombra impune.

El impune mata y se mantiene libre. El impune roba y se mantiene libre. El impune miente y se mantiene libre de juicio crítico.

La impunidad es imposible cuando los medios de comunicación cumplen la función de auditores inquebrantables del devenir público. Si el medio fustiga con la fuerza del periodismo la impunidad, no hay abono para su desarrollo y florecimiento cíclico.

Con la crítica, la impunidad sería desierto.

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Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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