El huracán social

Hoy por la tarde temblarán Los Pinos. Arraigado ante su ineficacia e ilegitimidad de orígen, colérico, Felipe Calderón decidió vengarze del SME en medio de la peor crisis económica de la historia moderna. El Presidente con cola decidió mandar a la calle a más de cuarenta mil obreros y más de veinte mil jubilados por ser de "izquierda". Al fin Calderón hizo algo bien: en unas horas formó un ejército de opinión pública en su contra.

Y de rebote, el Presidente Infartado puso a temblar de nervios al sindicalismo oficioso. ¿O quién nos puede explicar por qué el arraigado mandó atacar a los electricistas y dejó en sus camas de algodón y lodo a Elba Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamps?

El Usurpador tiene a México a unos segundos del colapso por la ciega insistencia en las recetas económicas de los organismos internacionales, –los que realmente mandan a nuestra castigada patria y matria–. Pero no todo está perdido. El impulso libertario del pueblo despertó ante los grandes retos que se avecinan: la velación de la dictadura atroz que nos domina. Ayer cayó el primero: Ulises Ruiz fue declarado culpable por los hechos ocurridos en Oaxaca.

"El despertar de la clase trabajadora es uno de los factores de la revolución social", y eso lo sabe hasta Elba Esther Gordillo. Y más si despierta el brazo estudiantil –eso lo sabe muy bien Luis Echeverría Álvarez–. Suenan los tambores: en la mañana estuvo Martín Esparza en la UNAM.

Hoy por la tarde, la salud de La República de la Televisión estará viviendo una crisis. Ya atropellaron la muerte de los Mineros de Pasta de Conchos, ya violaron los derechos y los cuerpos de los de Atenco y de Oaxaca, ya secaron la mina y al pueblo de Cananea, ya se robaron las elecciones, ya intentaron robarnos el petróleo, y ahora la ofensiva final es contra el sindicalismo y la Energía Eléctrica como bien colectivo nacional.

Mucho está en juego esta tarde. Principalmente, el proyecto de nación que necesitamos, si uno neoliberal o uno "alternativo de nación". El primero ya sabemos, beneficia a los ricos y el segundo a los pobres. Ya somos más de sesenta millones de pobres.

La marcha del SME será un huracán social que en espirales de tiempo devastará al pelele y al neoliberalismo.

La naturaleza social guerrera y de lucha del pueblo de México está despertando, vivió una larga noche de quinientos años.

Hoy por la tarde, en el bunker de Los Pinos estarán temblando los cristales y las piernas del infartado.