"El hecho de que miembros del Estado Mayor Presidencial impidieran con lujo de brutalidad el acceso al acto, por muy mediocre que fuera, a un grupo de legisladores del PRD y el PT que acudían a la invitación extendida, es de enorme gravedad, pues no se veían en México este tipo de vejaciones a integrantes del Legislativo desde los años de Victoriano Huerta. El desprecio de los panistas a las formas es ya absoluto, pero al cometer estas tropelías Calderón y sus amigos se olvidaron de que un legislador no es el representante de
un partido
, sino de la nación conforme a las leyes mexicanas, y que a todos debe respeto por igual y un trato similar."
Luis Javier Garrido en La Jornada
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