La "mala" imagen de Tijuana

La violencia aqueja y trastorna la frontera desde hace décadas. Los gobiernos federales, estatales y municipales no han querido acotar el problema porque en su estructura mental y programas de gobierno, la violencia se combate con más violencia –armas, policías, cámaras y golpes– y no con desarrollo social, educación, arte y cultura. Por su condición de territorio límite, Baja California sufre el caos político, económico y social provocado por el neoliberalismo como pocas ciudadas en el devastado país, y a pesar de todo, las cúpulas gobernantes siguen viviendo en las nubes, acolchonados entre números imaginarios, guaruras y su característica ignorancia.

Jorge Ramos, Presidente Municipal de Tijuana, es un panista limitadísimo y repetidor local de las pifias y la estrategia fallida del gobierno federal(sic) en la lucha contra la delincuencia organizada. Jorge Ramos se reunió el 8 de Julio del 2009 en las oficinas del Ayuntamiento de Tijuana con Virgilio Muñoz Pérez, el repudiado e ilegítimo director del CECUT y dijo: "El actual Ayuntamiento y el Centro Cultural Tijuana (Cecut), trabajarán en equipo en los proyectos culturales que enaltezcan y promuevan la buena imagen de la ciudad [...] Yo estoy convencido de que las expresiones culturales tienen mucha más fortaleza que la mercadotecnia o las campañas que podamos hacer para posicionar la imagen de Tijuana"

El 30 de Julio del 2009 el escritor Juan Reyna dio a conocer en el artículo Así funciona CONACULTA que Virgilio Muñoz Pérez "fue aprehendido en 1994 acusado de cohecho, entre otros delitos. Fue señalado por Víctor Clark Alfaro, director del Centro Binacional de Derechos Humanos, como traficante de personas mientras fungía como delegado regional del Instituto Nacional de Migración (INAMI) [...] De acuerdo a las fuentes del CBDH 10 mil dólares diarios entraron al INAMI de enero a junio, el tiempo que duró Muñoz Perez como delegado. Clark Alfaro, hasta la fecha, sostiene esta versión." Virgilio Muñoz, con la impunidad como consejera obtuvo su libertad sin el pago de fianza y sin la tramitación de recursos legales.

¿Qué opinará hoy Jorge Ramos de los antecedentes de Virgilio Muñoz Pérez? ¿Creerá que un funcionario público como el repudiado director del CECUT enaltece y promueve la buena imagen de la ciudad? ¿Ya está enterado del informe sobre Virgilio y la flagrante impunidad? ¿Qué ruptura a la congruencia existe entre su discurso de la lucha contra el crimen organizado y el espaldarazo de compadre que le brindó a un funcionario antiético como Virgilio?

Si el periodismo regional cumpliera su función de medio entre el poder y la ciudadanía, ya conociéramos las respuestas. Desafortunadamente en el caso CECUT la mayoría de los medios han decidido ser "parte" y prefieren callar, disimular, o peor, hacer el papel de voceros de comunicación del funcionario. El ejemplo más vergonzoso (por la trayectoria del medio) fue la entrevista "soft ball" que le realizó Gabriela Olivares Torres a Virgilio Muñoz en el Semanario Zeta. La entrevista (sic) es un referente de lo que la entrevista (como género periodístico) no debe ser: preguntas suaves para que el entrevistador/bateador pegue un home run. Al menos, Virgilio y Gabriela le han aportado algo al campo regional de la comunicación: un histórico monumento antiperiodístico.