"Sí resulta un enigma que un escritor, historiador y periodista como Héctor Aguilar Camín se embarcara, en esa triple condición, en la defensa decidida de un grupo de personas, indígenas de Chiapas, involucrados en una
guerraencubierta de manual contra sus iguales, llamándolos
contrarios. Intenta
rescribirla historia, que según él está mal contada, y se ofrece para mejorarla. Le parece un
enigma.
Sus únicas fuentes directas para tan objetiva
empresa son los propios asesinos confesos (¿no serán una parte interesada?) y su entorno. Luego, testigos de lujo como los mencionados Anzaldo y García Palomares, o bien conocedores de la zona
como su desinteresado
colega Juan Pedro Viqueira, especialistas
en guerrilla como Gustavo Hirales, y por supuesto los abogados de los presos. Se permite ignorar la montaña de evidencias testimoniales y documentales sobre la ofensiva paramilitar (nunca la acepta como tal) que condujo a la masacre del 22 de diciembre de 1997 y además causó el despojo permanente de casas, cultivos y tierras de miles de contrarios
a sus defendidos.
El investigador nunca consultó a las víctimas, ni a Las Abejas como organización, ni a los organismos civiles que acompañaron y acompañan a la fecha a Las Abejas y a las comunidades autónomas zapatistas. Mucho menos a los zapatistas. Eso sí, se sumergió en los expedientes de la PGR y usó como materia prima el desprestigiado Libro blanco de dicha dependencia (1998); ambos, producto de una diligencia ministerial pobre, confusa, atenida a fuentes discutibles, y a partir de una destrucción de la escena del crimen definitivo.
Con esos elementos, elabora una versión de los hechos donde le faltan
piezas, hay cosas que no entiende
, y en bien de la verdad, y nada más, quisiera dilucidar. Será imposible que con esos elementos, ordeñados sólo del lado que él llama antizapatista
, logre desentrañar un enigma que no existe. No, en todo caso, allí donde él rasca para encontrarlo.
En una respuesta
publicada en este diario, Aguilar Camín dice que el autor de estas líneas le atribuye, de una entrevista que sólo él (yo) ha visto, el dicho de que el grupo de Las Abejas eran abejas de día y alimañas de noche
. Y añade: “No es un dicho mío, era un dicho común de los antizapatistas de la zona que yo he citado para mostrar que no todos creían en la neutralidad política de Las Abejas. El dicho correcto es ‘Abejas de día, zapatos (zapatistas) de noche’” (La Jornada, 11 de agosto).
Le atribuyo
la expresión que ha citado
(aunque en el texto al cual responde se leía textualmente que él cita con regocijo
). Pero no la niega. Y va más lejos (y más abajo): admite que él tradujo zapatos
por alimañas
. Esa es su aportación pues. Lo dicho: el lenguaje no perdona; el inconciente tampoco."
No hay comentarios.:
Publicar un comentario