lunes, agosto 03, 2009

El discurso que se desvanece en el aire

Las palabras del Presidente Usurpador son huecas y carentes de significado porque no tienen correspondencia con lo que sucede en la vida diaria –en la alarmada cotidianidad– y por lo tanto sus efectos en la opinión pública son cada día menos efectivos. A tres años de la usurpación, el poder tiene los cimientos televisivos rotos, el hombre contratado por las compañías trasnacionales para administrar la quiebra y el saqueo energético de México carece de legitimidad y verosimilitud primero, porque no ganó las elecciones, y segundo, porque el ejercicio de su mandato ha sido un estrepitoso fracaso. Es ahí, en la yuxtaposición del discurso con la realidad donde la ilusión se despedaza: todo lo que dice el Usurpador es fantasía, pirotécnia neoliberal, castillo de arena desvanecido, líquido televisivo que se evapora en el aire.

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Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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