Alerta golpista

La República de la Televisión ha recibido una consigna del Imperio: ocultar la información veraz sobre el Golpe Militar en Honduras. No es casualidad, ni detalle menor que los voceros televisivos hayan cerrado la llave al seguimiento noticioso del ¿primer? golpe militar en América Latina del siglo XXI. Al advertir el lenguaje usado por los protagonistas de la confrontación latinoamericana, La República de la Televisión cortó micrófonos y pantallas para desaparecer lo que no les conviene (ni necesitan) transmitir: la exigencia legítima para que un presidente espurio, impuesto por la oligarquía internacional, la CIA, los Bush y un Grupo de militares traidores a la democracia, renuncie.

¿A qué le tienen miedo?

A que ese reclamo caiga sobre la cabeza del pelele de Calderón, que, tampoco por "casualidad", cumple con las mismas características que Micheletti: es un presidente fraudulento, sostenido por una mafia y apoyado por un grupo bélico imperial que –ha quedado demostrado en Honduras– está por encima de cualquier poder o institución democrática del mundo.

Es evidente que la planeación del Golpe Militar en Honduras –geopolíticamente– no está desligado de las elecciones intermedias del cinco de Julio en México. ¿Para qué le ha servido a la derecha mexicana el golpe Hondureño? Para lo mismo que le sirvieron las palizas a los manifestantes de la APPO y Atenco: mandar toletazos a domicilio, golpes de estado y macanazos a la sala del espectador. La dominación (vestida de libertad informativa) es para muchos, imperceptible: el receptor es sumergido en una piscina de miedo para que soporte inmóvil, desierto, con la boca porcinamente cubierta, el latrocinio electoral que cometerá Elba Esther Gordillo con el postre del voto en blanco, voto nulo. La estrategia de persuasión fue brutal. Virulenta y artera.

El domingo en la noche, concluirá el asalto electoral del 2009, y dará inicio el round que (re)definirá el futuro de México: el 2010.