miércoles, mayo 27, 2009

La amenaza

Cuando el Estado amenza –light, subterráneo, de frente o con mensajes de sangre y humo– es que las ventanas del palacio revientan por la labor, presencia pública o circunstancia política o creativa del amanezado. Un Gobierno Usurpador no cuenta con el aval del pueblo, y ante la incapacidad para generar acuerdos, su único método de gobierno es la coerción: el espionaje y el amedrentamiento (real y simbólico). La delgada barrera entre la amenaza y la acción es lo que separa a un gobierno de ser "ilegítimo" o "torturador". Un estado coercitivo muestra el colmillo para anular al amenazado a través del miedo, le hace sentir al adversario que su vida corre peligro: –O te calmas o te corto el cuello–. Las señales que rondan los espacios mediáticos (el azar no azaroso) indica que el cuerpo de la Usurpación está en terapia intensiva, y el Estado Coercitivo intentará cualquier cosa para mentenerse vivo.

Estamos en el límite.

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Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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