“(los políticos) dijeron ‘tenemos derecho al acceso’. ¡Pero si nadie se los había quitado!. ‘Y ahora nos quedamos con tres minutos porque es un bien público’. Espérenme tantito: lo que es un bien público son las ondas hertzianas que, por cierto, esa concesión yo la compré y me costó muy cara. Me costó 600 millones del 93... y se la compré a un Estado, no a un privado. Entonces la concesión me la dieron con ciertas condiciones que ahora pretenden cambiar”.
Lo que no dijo es que "compró" esa televisora con dinero y la "pequeña" ayuda de sus amigos: Carlos y Raúl Salinas de Gortari. Engreído, Ricardo Salinas Pliego reveló la acción concertada entre Televisa y Tv Azteca para pulverizar el pautado del IFE:
“Cuando nos llegaron las pautas a las dos televisoras dijimos: ‘está bien, vamos a hacer un corto de tres minutos, vamos a decirle al público lo lamentamos, es por ley y regresen en un rato, cuando esté la programación que quieren ver. El problema si uno corta a una hora distintas es que mi audiencia se iba a perder. Entonces para no perder la hicimos al mismo tiempo. Entonces todos a ir al baño, háganse un sándwich y regresan en seis minutos. ¿Cómo le hace con 23 millones de spots?”
Para que los mexicanos seamos verdaderamente libres, se tiene que cancelar para siempre el monopolio de la estupidez y la banalidad cultural que simboliza y ecnarnan Televisa y Televisión Azteca. Posterior a la requisa emergerá una nueva televisión y una nueva cultura, lejana a la idiotez, la degradación sexual, el machismo y la reducción del lenguaje que promueve –cada segundo– el duopolio televisivo.
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