Transparentemente gubernamentales

Los principales replicantes del poder en México, Joaquín López Dóriga y Ciro Gómez Leyva, están escribiendo un capítulo más de la guerra sucia al prefabricar un cuadro informativo de miedo, pánico y caos sobre el Distrito Federal, e intentando desprestigiar a los políticos e intelectuales relacionados con el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo –calificándolos de "ambiciosos"–. Es la estrategia (ya gastada) de coercionar a los receptores en el lado obscuro de la mente –donde duerme la bestia simbólica–. En los tiempos de la usurpación, yuxtaposición de los mensajes (concientes y subconcientes) son el estratégico control de la comunicación en México.

La principal labor de los Voceros de La República de la Televisión ha sido "limitar" la opinión pública a lo que el mundo televisivo quiere: miedo, miedo y más miedo. Así han dictado –unidireccionalmente– el mundo que representan: el del autoritarismo, la tortura y la coerción. Entre más violencia emiten, más delimitan, –de manera artificial– las necesidades del espectador: seguridad, policías, chalecos, balas, alarmas y ametralladoras que al final, caerán sobre los ingenuos abajo firmantes. En los replicantes, ninguna palabra es gratis o inocente, no son autónomos, son el eco de la voz del poder, los dobles de los 30 que habitan detrás de la máscara presidencial de México.