Frustración

Hoy el diario Frontera de Tijuana, publica la siguiente brutalidad y espejo de la frustración:

"Dos hombres detenidos y lesionados fue el saldo de una intensa movilización policiaca registrada la tarde ayer, al interior de la canalización del Río. Eran las 17:00 horas cuando alrededor de 20 agentes de la Policía Federal ingresaron al lugar y a golpes sometieron a los dos sujetos, de entre 20 a 24 años de edad. De acuerdo a testigos, para amedrentar a los adictos que viven en el canal los agentes policiacos realizaron disparos de arma de fuego, que alarmaron a los demás indigentes y a los residentes de zonas aledañas a la canalización.

Ya sometidos, al menos dos policías de los que participaron en el operativo obligaron a los detenidos a quitarse la ropa, a lo que uno de ellos obedeció y el otro hizo caso omiso, conservando su vestidura. Uno de los agentes sumergió a los jóvenes al arroyo de aguas negras, mientras que el otro policía les propinaba patadas para después sacar a uno de los dos adictos y llevárselo en calidad de detenido. Posteriormente, por varios minutos y en repetidas ocasiones, un agente de la PFP introducía la cabeza del otro joven quien también fue aprehendido. El joven, que se despojó de su camisa, presentaba varias lesiones en el rostro."

La Policía Federal Preventiva tomó las calles y el escenario público fronterizo para disminuir los índices de violencia en el Estado, no para "aumentarlos". La guerra en contra del narco que desató a lo tonto Felipe "carachueca" Hinojosa se está desviando. La nota del diario Frontera es una señal de alarma, la frustración por "perder la guerra" se descarga –real y mediáticamente– contra los estratos más vulnerables de la sociedad, contra los que para el poder son "nada". Si los policías federales vinieron a inundarnos con sus metralletas públicas, se suponía era porque estaban mejor preparados que la policía local para combatir al secuetro y al narco, y ahí están las imágenes: policías desnudando indigentes para sumergirlos en aguas negras, y romperles la nariz a macanazos.

Vivimos en la emergencia.