La clase política mexicana y Los Voceros de La República de la televisión (todos aquellos periodistas, taxistas, artistas, taqueros, intelectuales, músicos, estudiantes, etc que difunden la legitimidad del gobierno de facto) insisten en calificar a Andrés Manuel López Obrador como "mesiánico", principal dardo linguístico de la guerra sucia de la derecha que en Enrique Krauze tiene su máximo representante. El "periodismo" que (des)califica la lucha de millones de mexicanos agrupados en la Convención Nacional Democrática y el Gobierno Legítimo de México, reproduce el discurso del poder y por lo tanto es "vocero" de La República de la Televisión. Para ellos, Obrador está loco, se autedesignó presidente y es un "violento". Se equivocan.
Andrés Manuel López Obrador es "Presidente Legítimo de México" porque así lo decidieron los mexicanos en las urnas y porque un millón de delegados de la CND, -como acto de Resistencia Civil Pacífica en contra del fraude-, así lo determinó. Y no se parte de un sofisma, el atraco electoral está documentado: "Fraude: México 2006", de Luis Mandoky, el libro "Hablan las actas" de Jose Antonio Crespo y las múltiples facturas pagados a personajes de bajísima calidad moral como Vicente Fox Quesada, Manuel Espino, Elba Esther Gordillo, los gobernadores priístas, etc.
Entonces, todos los mexicanos tienen la libertad de expresarse. Unos para decir "Felipe Calderón es un presidente espurio", y Los Voceros de la República de la Televisión para calificar a López Obrador de "mesiánico". El problema de fondo es que al llamar "espurio" a Calderón es referise a la (im)posición de un presidente que no ganó las elecciones. Los Voceros de la República de la Televisión al llamar "mesiánico" a López Obrador y denostar el cargo de "Presidente Legítimo de México", están avalando el fraude electoral que orquestó el capital trasnacional y la monarquía global.
Seguir negando el fraude, es seguir en "permanencia" voluntaria en la caverna de la realidad de La República de la Televisión. Seguir negando el fraude es darle poder a Joaquín López Dóriga y demás "proyeccionistas". Seguir negando el fraude es depositar la esperanza al cambio "desde arriba", donde Carlos Slim es tuerto, es rey, y todos somos ciegos. Seguir negando el fraude es aceptar el neoliberalismo salvaje. Por eso, cuando los voceros televisivos difunden como "suyas" las tesis discursivas del gobierno de facto, son "un canal" de la ofensiva semiótica del poder. Hombres y Mujeres arrinconados en el popular dicho: "tanto peca el que mata la vaca como el que le detiene la pata."
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Contra(comunicado):
Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.
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