El enanito político

Durante la campaña presidencial del 2006 en México, Felipe Calderón y Los Voceros de la República de la Televisión utilizaron a Evo Morales y Hugo Chávez como "los referentes del caos", el futuro posible de Andrés Manuel López Obrador como presidente. Y los tres juntos, enemigos "infernales" de la libertad y la democracia. El pelele decía -aquí y allá- que Evo Morales y Hugo Chávez eran "espantachambas", un par de "locos", "dictadorzuelos". Fue la "recarga" discursiva de la guerra fría. Los adjetivos y fantasías sobre "los rusos" y "los comunistas" les fueron indilgados a los movimientos políticos latinoamericanos: se comen a los niños, le quieren quitar el dinero, sus casas y automóviles a los ricos, para dárselos a los pobres, a los nacos y a las "gatas". Se llamó "la guerra del odio": de las mentiras y del miedo.

La realidad desnudó el discurso envenenado con separatismo de la derecha internacional: Felipe Calderón se robó las elecciones y desestabilizó el país para entregarle el petróleo y el territorio a las compañías trasnacionales. En oposición, Hugo Chávez sometió a Consulta Popular su constitución socialista, perdió y reconoció los resultados; Evo Morales propuso un referemdum revocatorio, y triunfó por mayoría holgada. Entonces ¿quién era el espantachambas, el antidemocrático y el dictadorzuelo? Felipe Calderón. Y no solo eso, es un vendepatrias, un ineficaz y una figura sin autoridad moral para contener la ola de violencia e inseguridad que se vive en México. Es un usurpador.