La espiral electoral bajacaliforniana

"Allí donde está el peligro, crece también lo que salva"
Hollderlin.

Los panistas en Baja California son igual de hipócritas, ignorantes y ladrones que los priístas. Por eso, la elección por la gubernatura del estado ha sido reducida a una "guerrita sucia" entre dos mafias "institucionales" de la política: el PRI y el PAN. Hoy, Ernesto Ruffo Appel dice que el "cochino dinero" de la mafia lo compra todo, pero olvidadizo, no comenta que las "sucias" compras incluyen a miembros de su "familia", y excolaboradores.

El PRIAN es una sola cosa, una masa selecta de poderosos donde no importan las siglas ni los hombres, importan las ambiciones. ¿Y la ideología política? ¿Y las propuestas de gobierno? No les importa, su propaganda está sustentada en enunciados "huecos" que no pasan del "vas a estar mejor" hankista y de la retórica obtusa de Guadalupe Osuna Millán. Ante la debilidad de la izquierda "colaboracionista" que dirige los destinos estatales del PRD, el PRIAN actúa como franquiciador de nuestro territorio y nuestros recursos económicos, naturales y humanos.

La izquierda, como ha quedado demostrado en Baja California, también desaparece cuando le conviene, y al no registrar una candidatura arropada por el Frente Amplio Progresista -integrado por el PRD, PT y Convergencia-, dejó "intencionalmente" sueltos los hilos para que el "señor de las apuestas" jale las riendas a su antojo, feudalize el estado, y polinize a los dirigentes perredistas con ofrendas económicas y diputaciones. Los perredistas cupulares son dinosaurios pintados de amarillo, son "simulacros".