-En varias oportunidades, como en el caso de la pena de muerte, se nota que usted se queda perplejo. Insiste con preguntas. Fidel busca convencerlo con toda una batería de argumentos. Entonces opta por dejarle la última palabra. No se lanza en una polémica con él. Prefiere pasar a la siguiente pregunta.
-Ese fue mi método de trabajo. No se trataba de un interrogatorio. No soy juez ni policía. Soy periodista. No me correspondía opinar sobre las decisiones de Castro, sino preguntarle porqué las había tomado.
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Y en México, el periodista fiscal:
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