Bajo la lupa
Las magnificentes "siete hermanas" del petróleo y el gas
Antes y después de la visita de Baby Bush al sumamente frágil "Felipe El Breve", para presionarlo a privatizar el petróleo mexicano, la prensa de Estados Unidos arreció la campaña de la quiebra artificial de Petróleos Mexicanos (ver Bajo la Lupa, 11-14 y 18/3/07).
Después de las mendacidades de la amazona del The New York Times, Elizabeth Malkin, en consonancia con la infame conferencia de prensa de Reyes alias Herodes (seleccionado para asesinar al niño Pemex) y la amenaza de Al-Qaeda sobre los pletóricos yacimientos del Golfo de México, siguieron en el mismo tono tanto Ap (17/3/07) como Business Week (16/3/07). Esta última revista, perteneciente al conglomerado donde operó como vicepresidente el superespía John Dimitri Negroponte, da vuelo a las declaraciones apocalípticas sobre el destino de la paraestatal, del británico David Shields (alias Shell), vulgar desinformador de las trasnacionales petroleras anglosajonas y presuntamente colocado en México como "topo" de la privatización foránea.
Entendemos que les provoque retortijones la opinión de Bajo la Lupa, ya no se diga de los excelsos académicos mexicanos de la UNAM y el IPN, pero mata de risa que en forma circular la prensa anglosajona cite en un juego de espejos infantil a sus propios ciudadanos, de ínfimo nivel intelectual, como "expertos" del petróleo ajeno que buscan enajenar.
Al menos que se haya iniciado una disociación subrepticia de la política energética entre Estados Unidos y Gran Bretaña, llama poderosamente la atención que Carola Hoyos, de The Financial Times (Las nuevas siete hermanas, 11/3/07), principal portavoz de la globalización financiera, haya puesto en relieve cómo las "gigantes empresas estatales del petróleo y el gas eclipsaron a sus rivales trasnacionales occidentales".
Recordamos gratamente el imprescindible libro Las siete hermanas, publicado hace 31 años por el gran investigador británico Anthony Sampson, en referencia al control del mercado mundial del petróleo por las otrora omnipotentes multinacionales anglosajonas: las estadunidenses Exxon, Gulf, Texaco, Mobil y Socal, con las británicas BP y Shell.
La mayoría de las viejas siete hermanas anglosajonas se megafusionaron y, pese a haber obtenido los mayores ingresos de su historia, en esta nueva fase de la decadente globalización financiera han sido rebasadas por las "siete nueve hermanas estatales", en la era geoenergética de la globalización petrolera y gasera que marca, a nuestro juicio, la característica inocultable de la "desglobalización" que reposiciona a los estados-nación por encima de las trasnacionales, gracias a la geopolítica consecuente con la derrota militar anglosajona en Irak.
Carola Hoyos nos ilustra que fue el petrolero italiano Enrico Mattei, extrañamente asesinado (lo cual valió una película maravillosa actuada por Gian Maria Volante y dirigida por Francesco Rosi, en 1972), quien acuñó la frase de las "siete hermanas" para describir "a las empresas anglosajonas que controlaban el petróleo del Medio Oriente después de la Segunda Guerra Mundial".
Cincuenta años más tarde, "se ha gestado un profundo giro del poder que no se hubiera imaginado el fundador de la moderna industria energética de Italia", comenta magistralmente Carola Hoyos.
Las "siete nuevas hermanas", las más influyentes empresas de energía fuera de la OCDE, clasificadas en orden de importancia por Hoyos -la saudita Aramco, la rusa Gazprom, la china CNPC, la iraní NIOC, la venezolana PDVSA, la brasileña Petrobras y la malasia Petronas-, "aplastantemente estatales, controlan casi la tercera parte de la producción de petróleo y gas, y más de una tercera parte del total de las reservas de dichos energéticos. En contraste, las viejas siete hermanas -encogidas a cuatro en la consolidación industrial de la década de los 90- producen alrededor de 10 por ciento del petróleo y el gas del mundo, y poseen a penas 3 por ciento de reservas".
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