Las industrias culturales -televisión, cine, radio, música, prensa, etc- son las fuentes emisoras y los pilares de la estrategia ideológica del stablishment político.

Estos son algunos ejemplos de la estrategia del miedo generada por el foxiato y distribuida socialmente por las televisoras y medios afines al calderonismo:

1.- El rumor sobre un posible ataque de integrantes de la "mara salvatrucha" en las carreteras de México. Según se afirmaba en el noticiero nocturno de Joaquín López Dóriga, "si en una carretera desierta o sola, alguien le hace un cambio de luces, "no responda", pueden asesinarlo, como parte de un rito de iniciasión gangsteril de este grupo criminal y violento".

2.- Sobredimensión noticiosa a casos "atípicos" de violencia callejera y secuestros "anormales" como el del hijo de la Sra. "Wallace", el caso "Belmar" y las "sádicas" extorsiones telefónicas.

3.- Las campañas para que se desalojara a toletazos "el plantón de reforma".

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Uno de los primer pasos fue establecer un eje entre estabilidad y violencia, donde Andrés Manuel López Obrador significaba "un peligro para México", y simbolizaba, --hacia el futuro--, la inestabilidad, el caos y la crisis. (Marta Sahagún en un lapsus de lengua-rrea, declaró que AMLO solo sería presidente sobre su cadáver)

Y nada más por eso, Vicente Fox es un traidor a la democracia, porque como parte de su propio miedo a verse refundido en un reclusorio --por corrupto y voraz--, quiso envenenar a todo un país al impulsar y dirigir la campaña negra y linchadora contra AMLO, sin importarle las consecuencias sociales a corto, mediano y largo plazo.

Y por esa necesidad de impunidad, incendió Oaxaca, pudrió Pasta de Conchos, violó gente en Atenco e intentó reprimir con el ejército al pueblo que se manifestó de manera pacífica en contra del fraude electoral. A Vicente Fox lo perseguirán siempre los fantasmas que trae detrás Luis Echeverría: el de la corrupción, la represión y la perversidad.